ESTHER ADRAOS BARRIGA; CRISTINA BENAVENT LEÓN; LAURA BUITRÓN DAIMIEL; ANA Mª INAREJOS VILLAR.
viernes, 3 de mayo de 2013
CUENTO: "Dentro fuera"
Dorita era una niña que vivía en una granja de Kansas con sus tíos y
su perro Totó. Un día, mientras la niña jugaba con su perro por los alrededores
de la casa, nadie se dio cuenta de que se acercaba un tornado. Cuando Dorita lo
vio, intentó correr en dirección a la casa, pero su tentativa de huida fue en
vano. La niña tropezó, se cayó, y acabó siendo llevada, junto con su perro, por
el tornado. Los tíos vieron desaparecer en cielo a Dorita y a Totó, sin que
pudiesen hacer nada para evitarlo. Dorita y su perro viajaron a través del
tornado y aterrizaron en un lugar totalmente desconocido para ellos. Allí,
encontraron unos extraños personajes y un hada que, respondiendo al deseo de
Dorita de encontrar el camino de vuelta a su casa, les aconsejaron a que fueran
visitar al mago de Oz. Les indicaron el camino de baldosas amarillas, y Dorita
y Totó lo siguieron.
En el camino, los dos se cruzaron con un espantapájaros que pedía,
incesantemente, un
cerebro. Dorita le invitó a que la acompañara para ver lo
que el mago de Oz podría hacer por él. Y el espantapájaros aceptó. Más tarde,
se encontraron a un hombre de hojalata que, sentado debajo de un árbol, deseaba
tener un corazón. Dorita le llamó a que fuera con ellos a consultar al mago de
Oz. Y continuaron en el camino. Algún tiempo después, Dorita, el espantapájaros
y el hombre de hojalata se encontraron a un león rugiendo débilmente, asustado
con los ladridos de Totó. El león lloraba porque quería ser valiente. Así que
todos decidieron seguir el camino hacia el mago de Oz, con la esperanza de
hacer realidad sus deseos.
Cuando llegaron al país de Oz, un guardián les abrió el portón, y
finalmente pudieron explicar al mago lo que deseaban. El mago de Oz les puso una
condición: primero tendrían que acabar con la bruja más cruel de reino, antes
de ver solucionados sus problemas. Ellos los aceptaron. Al salir del castillo
de Oz, Dorita y sus amigos pasaron por un campo de amapolas y aquél aroma
intenso les hicieron caer en un profundo sueño, siendo capturados por unos
monos voladores que venían de parte de la mala bruja. Cuando despertaron y
vieron la bruja, lo único que se le ocurrió a Dorita fue arrojar un cubo de
agua a la cara de la bruja, sin saber que eso era lo que haría desaparecer a la
bruja. El cuerpo de la bruja se convirtió en un charco de agua, en un pis-pas.
Rompiendo así el hechizo de la bruja, todos pudieron ver como sus
deseos eran
convertidos en realidad, excepto Dorita. Totó, como era muy
curioso, descubrió que el mago no era sino un anciano que se escondía tras su
figura. El hombre llevaba allí muchos años pero ya quería marcharse. Para ello
había creado un globo mágico. Dorita decidió irse con él. Durante la peligrosa
travesía en globo, su perro se cayó y Dorita saltó tras él para salvarle. En su
caída la niña soñó con todos sus amigos, y oyó cómo el hada le decía: - Si
quieres volver, piensa: “en ningún sitio se está como en casa”. Y así lo hizo.
Cuando despertó, oyó gritar a sus tíos y salió corriendo. ¡Todo había sido un
sueño! Un sueño que ella nunca olvidaría... ni tampoco sus amigos.
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